Lave muy bien la guanábana y séquela con una toalla de cocina. Luego póngala sobre una superficie plana y limpia. Córtela en trozos, puede hacerlo con cuchillo o directamente presionándola un poco entre sus manos. Con una cuchara raspe la pulpa y sepárela de la concha, descarte la concha. Por último, con mucho cuidado, extraiga todas las semillas de la pulpa. Reserve.
Coloque en el vaso de la licuadora: la pulpa de guanábana, la crema de leche (nata), y la leche completa. Licue hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa. Vierta la mezcla en un bol aparte y déjelas reposando mientras hace el merengue.
Para hacer el merengue, vierta las claras de huevo y el azúcar en un bol metálico resistente al calor. Si puede usar directamente el bol de su batidora eléctrica, mucho mejor. Colóquelo al fuego mínimo en su cocina. Empiece a revolver, a velocidad suave, pero sin detenerse. La temperatura debe mantenerse muy baja para evitar que las claras se cocinen. Puede probar introduciendo su dedo, si lo siente muy caliente retírelas inmediatamente del calor.
Bata por aproximadamente cinco a diez minutos hasta que el azúcar se derrita totalmente incorporándose a las claras de huevo.
Lleve la mezcla de claras al bol de la batidora eléctrica, y bata a velocidad máxima por al menos siete minutos hasta que las claras alcancen el punto de nieve (merengue).
Retire el merengue de la batidora, y dentro del mismo bol agregue la crema de guanábana. Integre las dos mezclas haciendo movimientos envolventes con una espátula de cocina. Procure mezclar suavemente, sin quitarle el aire, hasta que la crema sea totalmente homogénea.
Vierta la mezcla en un molde metálico, y llévela a la nevera a congelar por al menos diez horas. Pasado este tiempo su helado estará totalmente firme y cremoso a la vez.
Puede servir el helado en conos, copas, o barquillas.